Voy a contarte la mala experiencia que he tenido con la
tienda Leroy & Merlín.
Compré un suelo vinílico para la cocina de mi segunda
residencia y desde ese día todo ha sido un propósito de irregularidades y mala
atención por su parte.
Todo ha empezado cuando el dependiente que me atendió me
dijo que los gastos de envío estaban incluidos y que le dijera donde quería que
me lo sirvieran, ya que tenía unas dimensiones muy difíciles de transportar, medía
3 metros por 3,30 metros.
Yo me asombré mucho por el servicio y le dije la dirección
de entrega encantado. Cuando el producto llegó, me mandaron un mensaje
diciéndome que ya podía pasar a recogerlo, y que tenía una semana para hacerlo.
Llamé al servicio de atención al cliente para preguntar que
pasaba con el envío a domicilio, que porque ahora me mandaban un mensaje cuando
me dijeron el día de la compra que me lo mandaban dónde quisiera. El servicio
de atención al cliente abrió una incidencia y la redirigió al centro de Sant
Cugat que es dónde compré el suelo vinílico. Estos me respondieron diciendo que
el servicio de entrega a domicilio era de pago, que ninguno de sus productos
tenía envío gratuito, y que tenía que abonar 140€ si quería que me lo llevaran
a casa.
Volví a llamar al servicio de atención al cliente para
quejarme por su respuesta, y decirles que no estaba de acuerdo pues eso no era
lo que me dijo el vendedor.
Por otras malas experiencias que he tenido me di cuenta de
que este tema me estaba perjudicando anímicamente, y que debía solucionarlo por
mí mismo, porque el centro de Sant Cugat Leroy Merlín, no me iba a solucionar
el problema que tenía.
Contraté un servicio de mudanzas, y aproveché que quería
transportar otros objetos a dicha dirección para hacer un envío con todo. El
caso es que todo esto iba a una segunda residencia en la Costa Brava, y el día
de la mudanza, dejaron todos los objetos, suelo vinílico incluido, en el
apartamento. Y ahí se quedaron a la espera que yo fuera a instalarlo.
A la semana pude combinarme el trabajo y me desplacé al
apartamento para realizar los trabajos de instalación del suelo, y otras
reformas que quería realizar. La sorpresa fue mía, cuando me dispuse a desempaquetar
el rollo de suelo vinílico para instalarlo y al desenrollarlo me encontré que
el suelo no era el que yo había elegido.
Me habían cortado a medida, otro modelo de suelo totalmente
distinto al que yo había elegido.
Para que te hagas una idea, yo elegí un estampado de baldosa
beige clarito que era lo más parecido a lo que hay en el piso, y ellos me
sirvieron una imitación a parque marrón oscuro.
No me podía creer que eso me estuviera pasando. Parecía que
esa compra estaba gafada, pero me di cuenta de que todo había sido por la poca
profesionalidad de la persona que me atendió. Ya me extrañó la actitud del
dependiente, mascando chicle y actuando de forma fría y con poca empatía y
ganas hacia mí, que era el cliente. Pero como por desgracia, es muy difícil
estar de cara al público, y no todo el mundo está preparado para desarrollar
labores que tengan interactividad con clientes, púes no le di importancia,
porque pensé que no habían encontrado nada mejor, y que simplemente se trataba
de una persona antipática y con pocas ganas de trabajar, como tantas veces me
encuentro, cada vez más, cuando voy a comercios, etc.
Es por eso por lo que soy tan exigente en ese aspecto en mi
negocio, y no permito que haya dependientes con mala conducta o que no les
guste estar con personas y atender con amabilidad al público.
Volví a llamar al servicio de atención al cliente de L&M
y les expliqué que me había pasado esta vez.
Como tenían el historial de lo que había pasado, la persona
que me atendió fue muy considerada, y cuando vio lo disgustado que estaba, me
abrió una nueva incidencia sobre este pedido, y abrió una incidencia paralela
para que un gestor de la central de Leroy Merlín me llamara y me buscara alguna
solución. Me dijo que este tipo de incidencias se hacen para que una persona
externa al centro de Sant Cugat leyera el caso y buscara algún tipo de solución
al problema.
Cuando me llamó esta persona, fue también muy amable, y a
parte de pedirme disculpas de antemano me dijo que escribía una queja al centro
de Sant Cugat exponiendo los hechos para que revisaran el caso, y para que
quizás por cortesía de la tienda por el error realizado, me entregaran el nuevo
suelo y se llevaran el erróneo, sin ningún coste para mí. Revisando toda la
documentación que le tuve que adjuntar, fotografías, facturas, etc. Me di
cuenta de que entre el suelo que yo quería y el que me sirvieron, había dos
números finales diferentes, y es ahí donde el vendedor se había equivocado. Es
decir, yo le enseñe el modelo que quería comprar, y este tenia un código de 8
números y el vendedor en el pedido puso el mismo código, pero con las dos
últimas cifras cambiadas, y este nuevo código pertenecía a otro modelo de suelo
vinílico, y este último es el que me sirvieron.
Un fallo humano que le puede pasar a cualquiera, pero que en
este caso tenía unas consecuencias catastróficas. Porque me sirvieron un suelo
totalmente distinto al que yo deseaba, y eso hacía que el tiempo que había
destinado para colocarlo, se desvanecía y perdía así un tiempo valiosísimo, que
podría haber utilizado para otras cosas.
Cual fue mi sorpresa cuando recibí la respuesta de la tienda
Leroy Merlín Sant Cugat respecto a todo este nefasto incidente y que empezaba a
acabar con mi paciencia. Me dijeron que dicha reclamación estaba fuera de plazo
y que no podían hacer nada, que cualquier reclamación había que hacerse como
máximo hasta los próximos siete días naturales a la entrega del pedido, y
añadiendo que la falta de comunicación liberaba a Leroy Merlín de la
responsabilidad, sin perjuicio de derecho de garantía legal.
La sorpresa fue mía cuando me puse a contar los días
naturales desde que recogí el suelo vinílico con los transportistas de la
mudanza, y habían pasado sólo dos días, de los 7 días naturales que tengo de
plazo para poder hacer cualquier reclamación.
Todo por una serie de errores, que yo no he cometido.
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