sábado, 3 de agosto de 2024

ME ESTAFÓ LEROY MERLÍN

 


Voy a contarte la mala experiencia que he tenido con la tienda Leroy & Merlín.

Compré un suelo vinílico para la cocina de mi segunda residencia y desde ese día todo ha sido un propósito de irregularidades y mala atención por su parte.

Todo ha empezado cuando el dependiente que me atendió me dijo que los gastos de envío estaban incluidos y que le dijera donde quería que me lo sirvieran, ya que tenía unas dimensiones muy difíciles de transportar, medía 3 metros por 3,30 metros.

Yo me asombré mucho por el servicio y le dije la dirección de entrega encantado. Cuando el producto llegó, me mandaron un mensaje diciéndome que ya podía pasar a recogerlo, y que tenía una semana para hacerlo.

Llamé al servicio de atención al cliente para preguntar que pasaba con el envío a domicilio, que porque ahora me mandaban un mensaje cuando me dijeron el día de la compra que me lo mandaban dónde quisiera. El servicio de atención al cliente abrió una incidencia y la redirigió al centro de Sant Cugat que es dónde compré el suelo vinílico. Estos me respondieron diciendo que el servicio de entrega a domicilio era de pago, que ninguno de sus productos tenía envío gratuito, y que tenía que abonar 140€ si quería que me lo llevaran a casa.

Volví a llamar al servicio de atención al cliente para quejarme por su respuesta, y decirles que no estaba de acuerdo pues eso no era lo que me dijo el vendedor.

Por otras malas experiencias que he tenido me di cuenta de que este tema me estaba perjudicando anímicamente, y que debía solucionarlo por mí mismo, porque el centro de Sant Cugat Leroy Merlín, no me iba a solucionar el problema que tenía.

Contraté un servicio de mudanzas, y aproveché que quería transportar otros objetos a dicha dirección para hacer un envío con todo. El caso es que todo esto iba a una segunda residencia en la Costa Brava, y el día de la mudanza, dejaron todos los objetos, suelo vinílico incluido, en el apartamento. Y ahí se quedaron a la espera que yo fuera a instalarlo.

A la semana pude combinarme el trabajo y me desplacé al apartamento para realizar los trabajos de instalación del suelo, y otras reformas que quería realizar. La sorpresa fue mía, cuando me dispuse a desempaquetar el rollo de suelo vinílico para instalarlo y al desenrollarlo me encontré que el suelo no era el que yo había elegido.

Me habían cortado a medida, otro modelo de suelo totalmente distinto al que yo había elegido.

Para que te hagas una idea, yo elegí un estampado de baldosa beige clarito que era lo más parecido a lo que hay en el piso, y ellos me sirvieron una imitación a parque marrón oscuro.

No me podía creer que eso me estuviera pasando. Parecía que esa compra estaba gafada, pero me di cuenta de que todo había sido por la poca profesionalidad de la persona que me atendió. Ya me extrañó la actitud del dependiente, mascando chicle y actuando de forma fría y con poca empatía y ganas hacia mí, que era el cliente. Pero como por desgracia, es muy difícil estar de cara al público, y no todo el mundo está preparado para desarrollar labores que tengan interactividad con clientes, púes no le di importancia, porque pensé que no habían encontrado nada mejor, y que simplemente se trataba de una persona antipática y con pocas ganas de trabajar, como tantas veces me encuentro, cada vez más, cuando voy a comercios, etc.

Es por eso por lo que soy tan exigente en ese aspecto en mi negocio, y no permito que haya dependientes con mala conducta o que no les guste estar con personas y atender con amabilidad al público.

Volví a llamar al servicio de atención al cliente de L&M y les expliqué que me había pasado esta vez.

Como tenían el historial de lo que había pasado, la persona que me atendió fue muy considerada, y cuando vio lo disgustado que estaba, me abrió una nueva incidencia sobre este pedido, y abrió una incidencia paralela para que un gestor de la central de Leroy Merlín me llamara y me buscara alguna solución. Me dijo que este tipo de incidencias se hacen para que una persona externa al centro de Sant Cugat leyera el caso y buscara algún tipo de solución al problema.

Cuando me llamó esta persona, fue también muy amable, y a parte de pedirme disculpas de antemano me dijo que escribía una queja al centro de Sant Cugat exponiendo los hechos para que revisaran el caso, y para que quizás por cortesía de la tienda por el error realizado, me entregaran el nuevo suelo y se llevaran el erróneo, sin ningún coste para mí. Revisando toda la documentación que le tuve que adjuntar, fotografías, facturas, etc. Me di cuenta de que entre el suelo que yo quería y el que me sirvieron, había dos números finales diferentes, y es ahí donde el vendedor se había equivocado. Es decir, yo le enseñe el modelo que quería comprar, y este tenia un código de 8 números y el vendedor en el pedido puso el mismo código, pero con las dos últimas cifras cambiadas, y este nuevo código pertenecía a otro modelo de suelo vinílico, y este último es el que me sirvieron.

Un fallo humano que le puede pasar a cualquiera, pero que en este caso tenía unas consecuencias catastróficas. Porque me sirvieron un suelo totalmente distinto al que yo deseaba, y eso hacía que el tiempo que había destinado para colocarlo, se desvanecía y perdía así un tiempo valiosísimo, que podría haber utilizado para otras cosas.

Cual fue mi sorpresa cuando recibí la respuesta de la tienda Leroy Merlín Sant Cugat respecto a todo este nefasto incidente y que empezaba a acabar con mi paciencia. Me dijeron que dicha reclamación estaba fuera de plazo y que no podían hacer nada, que cualquier reclamación había que hacerse como máximo hasta los próximos siete días naturales a la entrega del pedido, y añadiendo que la falta de comunicación liberaba a Leroy Merlín de la responsabilidad, sin perjuicio de derecho de garantía legal.

La sorpresa fue mía cuando me puse a contar los días naturales desde que recogí el suelo vinílico con los transportistas de la mudanza, y habían pasado sólo dos días, de los 7 días naturales que tengo de plazo para poder hacer cualquier reclamación.

Todo por una serie de errores, que yo no he cometido.




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